Desde el punto de vista organizativo PROA, para cumplir sus objetivos, funciona a través de un equipo de profesionales (Equipo de Antibióticos). Los criterios básicos para la composición de este equipo son:
- Debe ser multidisciplinar y un número de miembros reducido.
- El núcleo imprescindible debe estar formado por un infectólogo ó clínico experto en enfermedades infecciosas, un farmacéutico clínico experto en antimicrobianos, y un microbiólogo experto en resistencia en antimicrobianos.
- Además, cada centro considerará añadir los profesionales de las disciplinas que estime necesarios, considerando que el criterio de selección necesario debe ser el liderazgo profesional en el diagnóstico y tratamiento de las enfermedades infecciosas. Dada la importancia estratégica de las Unidades de Cuidados Intensivos (UCI) en el consumo de antimicrobianos, debe considerarse siempre la inclusión de un especialista en Medicina Intensiva en el equipo. Este equipo debe trabajar de manera coordinada con el equipo multidisciplinar de control de infecciones, por lo que debe valorarse la inclusión de un especialista en Medicina Preventiva.
- Las tareas de coordinación del equipo las realizará idealmente el clínico experto en enfermedades infecciosas. Sería de interés el diseño de mapas de competencias para los profesionales que puedan integrarse en el Equipo de Antibióticos, que permita la elección de sus miembros y su desarrollo profesional en estas tareas, así como la potencial acreditación profesional de los integrantes del equipo.
Las funciones del Equipo de Antibióticos son:
A. Diseño del PROA, adaptado a las características de su hospital mediante la selección de las estrategias que mejor se ajusten a la situación del centro, a su contexto cultural y organizativo, y a los recursos técnicos y humanos disponibles y alcanzables (Figura 1).
B. Institucionalización del programa
- El equipo debe presentar el programa a la Comisión de Infecciones para su aprobación, tras lo cual realizarían las gestiones necesarias para que sea conocido y aprobado por las diferentes estructuras de gobierno del hospital: Junta Facultativa y Dirección Médica.
- Difusión del programa a todos los profesionales del centro. Para conseguir la aceptación del programa es imprescindible explicarlo previamente a los prescriptores, incluyendo residentes, y mantener un feed-back periódico. Los mensajes clave son:
- El problema: “utilizamos mal los antimicrobianos”
- La causa: “el conocimiento insuficiente de las enfermedades infecciosas por la desproporción entre el volumen de conocimientos acumulado, las dificultades crecientes y el escaso tiempo disponible para la formación continuada en enfermedades infecciosas en la mayoría de las especialidades”
- Las consecuencias: “el aumento de la mortalidad-morbilidad de las infecciones graves; el incremento de las resistencias y; la reducción de los antimicrobianos disponibles”
- La mejor solución posible: “un programa global para la optimización del uso de los antimicrobianos”, con la intención de mejorar la calidad asistencial, alejado de las medidas de control del gasto, y de cuyos resultados se informará puntualmente.
C. Seguimiento y evaluación del programa. Los miembros del equipo deben realizar las tareas de campo del programa, por lo que deben realizar una parte de su tarea asistencial ligada al mismo.
El funcionamiento del Equipo de Antibióticos debe normalizarse y especificarse. Así, debe mantener un contacto frecuente, con reuniones formales de periodicidad semanal, quincenal o mensual en función de las necesidades cuyo contenido debe quedar documentado y debe ser comunicado a la Dirección del hospital así como a la Comisión de Infecciones y/o de Política Antibiótica. Asimismo se deben distribuir explícitamente a cada miembro del equipo las tareas y objetivos a realizar.
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